El mar

El mar

Susurro, silabeo tu nombre en el silencio de la noche y las olas del mar lo escupen en partículas de eco. Ahora tu nombre suena extraño, distorsionado, estéreo, escéptico, distante, lejano. Tú te fuiste, pero el mar todavía esconde cada beso que nos dimos, cada caricia, cada sueño compartido. Nadamos en un océano de promesas imposibles, de palabras absurdas que hoy parecen impronunciables. El agua ha borrado tus huellas y tu chaqueta azul marino ya no está tendida en el sillón. Tus libros han desaparecido de la mesita de noche y tu taza de café no está sin fregar en la cocina. La cama es árida como un desierto y las sábanas, pulcras, están frías. Todas las noches le pregunto al mar si vas a volver y un torbellino de emociones secuestra mi cuerpo. Los resquicios de mi alma conocen la respuesta. Lágrimas ardientes escapan de mis ojos y corren a fundirse con el torrente oceánico. El mar guarda un poco de ti, de mí, de nosotros. Hoy no le preguntaré al mar si regresarás a mi lado. Hoy voy a preguntarle si seré capaz de olvidarte.

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